Descripción
Año 1993: yo todavía no había publicado nada; Fogwill me pidió que le llevara un cuento, a través de Gandolfo. Le mandé dos por correo: “Playa quemada” y el que nombré. A los tres días llamó a la casa de mi mamá en Castelar. Dijo que era muy importante que me comunicara. Me enteré el domingo cuando fui a almorzar. Quedamos para el lunes. Cuando llegué a su departamento, él y Vera estaban tomando mate. Ella tendría dieciocho años y ya pintaba como la belleza que es ahora. Yo tenía treinta. Él agarró mi cuento y lo empezó a leer, frente a un grabador encendido.
Gustavo Nielsen
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